Esas fueron las palabras de César Aira cuando le pregunté su influencia en la producción literaria de Argentina. Este prolífico autor ha escrito numerosas novelas, historias cortas y ensayos, los cuales suman alrededor de cien publicaciones. Aira confesó que algunos de sus libros no han sido publicados nunca y que se podrían convertir en obras póstumas. A pesar de tener casi 70 años, él sigue expandiendo su colección literaria, publicando 3 o 4 libros por año. En junio del 2018 tuve el honor de entrevistar a César Aira en una pizzería local de Buenos Aires. Por 5 años he estado escribiendo varios artículos sobre las novelas de este escritor argentino y estaba muy emocionada de que él me permitió entrevistarlo. Aira es conocido por ser una persona muy privada y por no gustarle ser asediado por la prensa y la gente en general. Esta entrevista no solo me permitió conocer los nuevos proyectos de Aira, sino que también me permitió saber que este autor disfruta de una vida tranquila rodeado de las personas que ama. Durante esta entrevista el habló de una nueva novela que está escribiendo sobre un soldado romano y de la futura “Biblioteca Aira” que será patrocinada por la editorial Emecé.
María Cerdas: ¿A qué edad te inquietó la idea de escribir?
César Aira: De adolescente como niño lector que era, no sé…creo que hacía los 14 o 15 años con un amigo allá en Pringles, en mi pueblo, empezamos a escribir poemas y a los 18 años, 17-18 años escribí mi primera novelita.
M.C.: ¿Cómo se llamaba?
C.A.: Se llamaba Individual, nunca se publicó, ni se publicaron las otras 20 o 30 que escribí hasta a los 31 años que se publicó la primera.
M.C.: ¿La primera novela que se publicó fue Moreira, ¿verdad?
C.A.: La primera que se imprimió porque la imprimió un editor que se llamaba Achával Solo, ese fue el nombre de la editorial también, porque antes había tenido un socio, pero le había ido muy mal con el socio, entonces dijo: “socio nunca más” e hizo su editorial Achával Solo. Imprimió esta novela: Moreira, pero le faltaba la tapa y fue el golpe del 76, el golpe militar y Achával desapareció, se escondió, se fue al Uruguay, no sé, se quedó toda la novela impresa sin tapa en un sótano y hacia el 81-82, el 81 creo, se publicó una novela… otra, Ema la cautiva y cuando salió Ema, Achával había vuelto a la superficie y me dijo: “le ponemos la tapa y la sacamos” y efectivamente salió, así que no sé cual es mi primer libro, el primer libro impreso, el primer libro publicado (ser ríe).
M.C.: ¿Y a dónde está ese libro que nunca se publicó?
C.A.: Ahí está en una carpeta cubriéndose de polvo en la casa.
M.C.: ¿Nunca ha pensado en publicar estas otras obras?
C.A.: Una sola, la leyó alguien, esos eran como ejercicios que yo hacía, no tenía intenciones de publicar, pero una, la había leído mi amigo Osvaldo Lamborghini y cuando Interface escribió la biografía de Lamborghini, encontró en cartas muchas menciones a esta novela inédita y entonces me la pidió, la busqué en el caos de carpetas y la encontré, entonces él hizo una fotocopia y la leyó. Es la única que se ha leído, pero no sé… quedan para publicaciones póstumas.
M.C.: ¿Cómo fue el inicio de tu carrera como escritor? Tu primera obra Moreira se publica durante lo que se ha llamado la guerra sucia (1970-1980) ¿Tuvo este evento político alguna influencia en tu novela temprana y tu escritura en general?
C.A.: No, no, yo siempre viví muy al margen, yo vivo en mi torre de marfil, pero el domingo pasado había venido acá a un parque y me paró un muchacho joven para que firmara sus libros. Entonces me dijo: “usted siempre dice que usted vive en su torre de marfil… que la realidad no le interesa y sin embargo yo pienso, me dijo él, que usted es más realista que los escritores que dicen ser realistas porque los que dicen ser realistas, en general están muy envenenados por la ideología y la ideología es como abstractizar”… él me mencionó uno de mis libros en el que el personaje toma el colectivo 126. Entonces dijo: “yo también tomo el 126”, es entonces cuando él me dice: “¡eso es realismo!” (ser ríe).
M.C.: ¿Cuáles de tus obras son más populares?
C.A.: Hay grupos de jóvenes lectores o gente joven que hacen una cosa que se llama “top five” o el “top ten” de las novelas mías que más les gustan, y muchas veces o casi siempre, está muy arriba, en el top five, Ema, la primera novela. Aunque a algunos lectores no les gusta tanto, en fin. ¿Pero cómo es esto? ¿toda mi vida ha sido una larga decadencia? ¿empecé escribiendo bien y… (se ríe). No, creo que ahora estoy más libre. Justamente cuando se publicó esta novelita que me mostraste recién, El gran misterio, la leyó un buen amigo y me dijo: “vos ahora podés permitírtelo todo”. Es como que ya no me cuesta nada, los personajes se mueren, en las páginas siguientes están vivos (se ríe).
M.C.: En una entrevista reciente hablas de hacer algo nuevo que tal vez no sea tan bueno, esto te ha ayudado a no obedecer las reglas del canon y así a establecer nuevas normas ¿Cómo ha sido la recepción del público y la crítica acerca de esto?
CA: Yo tuve muy buena critica siempre y ahora como que se cansaron de hacerme elogios y ya no salen críticas de mis libros, pero bueno, prácticamente no han aparecido reseñas en los diarios, en las revistas, así que… entonces lo que me dicen a veces, me preguntan por la influencia que he tenido en otros, pero no creo que haya tenido ninguna influencia directa, “textual” digamos, quizás si he tenido alguna influencia es en la actitud, la actitud de hacer lo que quiero, de liberarme de convenciones. Quiero decirte que hubo una vez un chileno que escribió: “el problema de la literatura chilena es que no hemos tenido un Aira”. Es mi actitud de publicar en editoriales independientes, de hacer libros del tamaño que se me da la gana.
M.C.: ¿Qué papel piensas que tienen los personajes en tus obras?
CA: Los personajes para mí son totalmente secundarios. Me interesa la trama, la aventura, el movimiento. Los personajes son mis ideas, mis palabras, mi modo de pensar, todos mis personajes son yo.
M.C.: ¿Por qué tienes una predilección por personajes marginales?
CA: La predilección es simplemente que se les ve mucho, las periódicas crisis que tenemos los argentinos, hay mucha gente que se queda sin casa, revuelve la basura, … eh, es gente que entra en mi campo visual. Yo pienso que es bastante realista, ¿no?
En las noches de flores son estos señores que reparten pizza. Eso surgió de una cosa… una noche había ido con mi mujer a comer pizza a la pizzería y como mi hija estaba en la facultad y volvía tarde a la media noche a la casa iba a querer comer algo, compramos una pizza y se la llevamos, los dos caminando por la calle con la pizza. Era un lindo trabajo que hacer ¿no? Llevar una pizza en la noche, y ahí inventé a esta parejita que termina siendo totalmente otra cosa.
M.C.: ¿Piensas que tus historias de cierta manera reflejan la cultura y sociedad contemporáneas?
CA: No, no creo, porque no muchas de mis novelas suceden en el tiempo presente, las llevo más bien a las fábulas, las novelas con indios, que suceden en un tiempo arcaico. Ahora estoy terminando una novela romana, un general romano, de Roma antigua, un general romano que va al frente de una legión a pacificar la Pannonia, y le pasan varias aventuras. Esas historias aparecen en un documento histórico.
M.C.: ¿Cómo crees que tu trabajo ha contribuido a la producción literaria contemporánea argentina?
C.A.: La verdad es que, por lo mismo que decía antes de que quizá fui un ejemplo de no tomarse tan en serio las cosas, de no hacerlo tan académicamente, no sé. Probablemente en algún joven esa semillita prendió, pero no sé. Yo soy el último que podría decir cuál es el significado, la importancia de lo que he hecho. Ahora están bastante locos porque suelo aparecer en las listas de candidatos al Premio Nobel y los argentinos somos muy de tener el número uno de todo ¿No? Messi, el Papa, así que bueno. Cuando llega el medio octubre, ah … se ponen como locos, me paran en la calle, está difícil (se ríe). Por suerte, este año cuando el medio octubre llegó … nada pasó.
M.C.: ¿Y tú que piensas que pasaría si llegaras a ganar este Premio Nobel?
C.A.: No, eso sería un horror, porque me volvería una figura pública, perdería mi anonimato, me seguirían en la calle, andando en bicicleta, no que feo, no (se ríe).
M.C.: ¿Y ahora cuando andas en la calle la gente te reconoce?
C.A.: Muy poco, por suerte. También está el hecho de que la gente es bastante tímida, a veces me reconocen. Yo he aprendido a reconocer esa mirada ¿no? Pero no dicen nada. A veces creo ser totalmente anónimo, no es que haya hecho cosas malas o delictivas, pero estaba en la pescadería comprando pescado porque mi mujer me había mandado a comprar pescado y había atrás de mi un matrimonio, una pareja y atrás de ellos un chico, un muchacho joven, y el pescadero, un muchacho muy popular y así, me dice: “usted es escritor ¿no?” y la cajera dice: “no piense que él leyó sus libros. Él los vio en un diario en una fotocopiadora”. Entonces la mujer de atrás dice: “no es un escritor más, es un gran escritor” y el muchacho que estaba atrás dice: “el mejor de la Argentina”. O sea, que todos me conocen ya, de no ser por el pescadero yo me hubiera ido tan tranquilo pensando que nadie me reconocía, ¡Ay que barbaridad! (se ríe).
M.C.: ¿Y eso cómo te hace sentir?
C.A.: Está bien, pero espero que no cunda ¿no? Porque si no sería muy molesto. Si bien es cierto que mucha de esta gente jamás va a leer un libro mío, pues es solo por el hecho de poder salir en el diario. Había una niñera que cuidaba a mi sobrinita. Yo iba todos los sábados a jugar con mi sobrinita. Y esta niñera estaba totalmente infatuada con la gente famosa. “Vos sos famoso”, me decía. Seguramente que mi tío le había mostrado alguna foto mía en algún diario: “vos sos famoso”. Yo puedo salir en los diarios, pero bueno, hay gente que sale en los diarios por crímenes y todo eso. “Pero no, no, vos salís en las paginas importantes de los diarios”. Sí, pero a veces salgo en las páginas importantes de los diarios, pero hablan mal de mí. Entonces ella me dijo: “eso es otra cosa, eso es otra cosa completamente diferente y se llama envidia”, la tenía clara, ¿eh? (se ríe).
M.C.: ¿Qué proyectos tienes para el futuro?
C.A.: Seguir escribiendo, justamente me han estado preguntando… porque para nosotros Borges es una referencia ineludible ¿No? El Borges después de los 60 años decayó mucho su producción, su último libro bueno fue El hacedor, él tenia 60-61, y a partir de ahí pues, cuentos como: El informe de Brodie, El libro de arena son muy inferiores. Ya yo pasé los 60 años hace mucho, lo cual me ha obligado a preguntarme: ¿yo también estaré decayendo?, y bueno, eso me intriga y por eso voy a seguir escribiendo, para ver si decaigo o no. Yo quiero terminar esta novela romana que se la prometí a mi editor español, para su editorial y estoy terminando también de reescribir, primera vez que lo hago, pues yo había publicado hace muchos años una novelita de ciencia ficción que se llama El juego de los mundos y ahora acá la editorial Emecé está haciendo la biblioteca Aira, rescatando libros viejos míos, y quería hacer eso. Entonces lo releí, lo encontré muy flojo, muy flojo, entonces lo reescribí completamente, lo amplié. Vamos a ver, porque ahora seguramente algún lector va a leer las 2 versiones… Creo que quedó mucho mejor, porque la amplié, le di mucho más vuelo. No sé qué van a decir, la gente es mala, y quizás van a decir: “Qué lástima, tan buena que era aquella” (se ríe).
Maria A. Cerdas Cisneros
Profesora Asistente de Español, Missouri State University
Springfield, Missouri