Me gustaría que esta sección especial de Latin American Literature Today fuera otro indicador de la creciente influencia de los Latinos en los Estados Unidos. Tres hechos subrayan su creciente impacto. El primero es que los Latinos son la comunidad más grande, entre las comunidades minoritarias en los Estados Unidos, y se constituirá en la mayoría nacional en los próximos treinta años, tal vez antes. En el 2016, representaban el 18% de la población nacional y pueden crecer hasta el 51% en el 2044. Ante variaciones demográficas de tal escala, inevitablemente se producirán cambios en cuanto al poder e influencia políticos, sociales y culturales. Estos cambios están surgiendo dramáticamente mientras los Latinos comienzan a probar su fuerza como comunidad. Ya hicieron esto, cuando votaron en bloque por Barack Obama; cuando han competido por cargos de gobierno, como vimos, entre otros, en el caso de Alejandría Ocasio-Cortez; cuando han ejercido cargos en los más altos niveles de gobierno; o cuando han establecido corporaciones, tendencias de influencia social, y ayuda para la implementación de políticas públicas. Este impulso es significativo e indetenible.
En segundo término, los Latinos están reconfigurando el modo en que la gente se define a sí misma como “Americanos”, cómo son los americanos, cómo actúan, cómo construyen y mantienen comunidades y cómo ven el mundo. Este “oscurecimiento” de América, como un evento de gran escala, es evidente en el conjunto de los medios sociales y en la cultura popular, y continuará insuflándole energía a la música, el cine, la literatura, el ámbito de los medios digitales, la vida social y con el tiempo a todos los aspectos de la cultura americana. Un indicador del impacto de Latinx –un movimiento de pánico ante su creciente influencia– es la reacción violenta contra los Latinos, que se ha venido dando en Washington D.C., mediante expresiones que van desde el miedo recurrente a las “hordas” de personas oscuras que cruzan la frontera con México (cuando, en realidad, dicho fenómeno no existe) hasta los comentarios despectivos contra jueces Latinos y otros en la vida pública. Estos son dolores crecientes, frecuentemente destructivos y de corta vida, que se producen mientras el país evoluciona y se aleja de su pasado “blanco” europeo occidental.
Lo tercero es que los programas de estudio Chicanx y Latinx son únicamente áreas de subespecialización en la educación superior, pero el creciente impacto de los Latinos en la vida estadounidense muestra evidencias de cambios dramáticos en lo social y cultural, tanto en marcha como largamente esperados. Este amplio espectro de movimientos refleja una reducción de las influencias tradicionales europeas en los Estados Unidos. En lugar de esa decreciente presencia están las influencias de lo Latino con inflexiones indígenas y ataduras culturales con Latinoamérica. Culturas indígenas y América Latina, el trasfondo histórico de la vida en las Américas, todavía no son aceptadas en los Estados Unidos como marcos importantes para la comprensión de las comunidades y culturas en este hemisferio, lo cual son, sin duda.
Una particularidad de las contribuciones para este número de LALT es la predominancia de escritores de Nuevo México. Invité a los contribuyentes de esta sección especial debido a la excelencia y naturaleza innovativa de sus trabajos, al hecho de que ellos están desarrollando trabajos particularmente reveladores en los ámbitos creativos y académicos. En otras palabras, pedí y obtuve contribuciones de los mejores –Myrriah Gomez, Enrique Lamadrid, Demetria Martínez, Anna Nogar, Iliana Rocha y José Rodríguez–, los primeros cuatro de Nuevo México y los dos últimos de Texas. Esto supone una ruptura reveladora porque tradicionalmente en las antologías y compendios históricos hay una fuerte representación de escritores de California y Texas, pero frecuentemente hay menos reconocimiento de importantes escritores y académicos de Nuevo México (Rudolfo Anaya es la excepción obvia). Esta pequeña colección de trabajos creativos y académicos puede ser vista como una corrección parcial a dicho desbalance y como una sugerencia para que otros le presten mayor atención a la riqueza de la cultura y del campo crítico académico de Nuevo México.
En un tiempo relativamente corto, LALT se ha convertido en una publicación elegante y en una importante presencia, necesaria, en su campo. Quiero felicitar a su editor Marcelo Rioseco y a sus coeditores por este impresionante y hermoso logro. Les agradezco también el ofrecimiento a ser el editor invitado de esta sección especial sobre lo mejor de la literatura y cultura Latinx y Chicanx actuales.
Roberto Con Davis-Undiano
University of Oklahoma