Cuba, soleada cáscara.
En una semilla rompiéndose
por dentro vivimos, hilando
el dolor de los gajos
con el dolor de los frutos
dormidos, sin sueños ni paisajes
que abracen a los restos.
Cuba, hay otro mundo mejor.
Separado del cuerpo
comienzas a comprenderlo.
Separado del cuerpo
no hay tejidos enfermos,
no hay átomos asfixiados
de tanto impulso,
auras, espigas, hebras,
agujeros negros que
te hayan creado.
Nada hay que trasmutar.
Somos parte del vacío
al mismo tiempo que
somos parte del todo
como ciegas olas que trae
el silencio hasta el interior
de un falso paraíso.
¿Somos energía y vibración
o sepultura de imágenes?
Cuba, soleada cáscara.
Cerrada con la voz del bosque
que vibra dentro de cada semilla,
cerrada como una lenta raíz
que no siente al tallo contraerse.