ASFÓDELOS (LIRIOS DE DÍA)
La luz, aunque ahora tenue,
es suficiente para ver las caras de algunos de los clientes habituales.
Todos son jubilados de los grandes gremios hoy disueltos,
algunos otros fueron mercenarios
o ilustres combatientes de olvidadas guerrillas.
La cerveza está calentita y la máquina de discos
no tiene mucha variedad.
Cuando cruzo la puerta
con la marca inconfundible del hombre solitario,
el cantinero ya sabe lo que voy a pedir.
Nadie se atreve a sentarse a mi lado.
V
Discutimos durante casi una hora por teléfono y me colgaste cuando estaba en medio de una oración. Las palabras han quedado en ascuas, igual que yo, yo que no me atrevo a marcar tu número de nuevo. He salido en busca de un lugar donde desatar esta rabia, un lugar donde despejar la niebla que oscurece mi rostro. Entro en el segundo piso de algún antro oscuro, mezclándome entre los cuerpos que se arremolinan al ritmo de un tambor que marca la cadencia de esta batalla. La banda está tocando una canción que no logro reconocer, tres acordes duros que se repiten una y otra vez, una y otra vez. Por fin lo entiendo: el estribillo de la canción es la misma frase que no me dejaste terminar de decir. Por fin me uno a esta danza de sátiros y bacantes, comenzando todos a movernos al compás de esa canción.
VI
He tocado tu cuerpo para saber que existo.
Eso no fue cosa menor.
Y ahora que no estás aquí
me cuesta más saber adónde voy, adónde va a descansar
este cuerpo manchado de espesa soledad .
No hay calamidad,
sólo un deambular entre ruinas,
no reconocerse en los demás,
estar perdido.
viii
Hoy me he tomado el día libre,
nadie se ha dado cuenta.
Siempre hay alguien más que hace mi trabajo.
Así que juego a las cartas con el viejo Barquero
y los dos abogados que son los hijos de Europa.
El vino que bebemos tiene un sabor un poco avinagrado.
Le digo a Caronte, como todos los años,
que no debo acostumbrarme a que te vayas.
Minos y Rhadamanthus,
que hace siglos ya fueron nombrados
magistrados de la corte suprema,
nos ganan esta ronda.
Caronte y yo creemos
que están confabulados y están haciendo trampa.
No apostamos mucho:
unas monedas,
vida,
muerte…
X
Lo que guardas de mí
son esas palabras que te hacen volver.
Germinan en cada pensamiento
y en cada simple acto
por el cual habitas el mundo.
De modo que cuando haces
brotar algo
con ese don, también le das muerte.
XI
Cultivas las flores del olvido y del recuerdo
en el jardín de la casa.
You slide your hand over the day’s face
to calm its fever.
You brought new words
and you weave a song that my mouth repeats.
You learned to read my face in shadow
and to decipher the shadows of my body.
You have never left,
you find yourself trapped in my memory.
XV
INVOCATION OF VENUS
All the gifts of Love are flame.
A legacy that can establish a solid home,
or consume it from the very foundations.
XVI
Three months have passed since you’ve left
and I continue preparing
two cups of coffee every morning.
The one you won’t drink I always finish myself.
Three months have passed and for two weeks now
my clothes are all dirty,
rubbish is piling up everywhere,
and old Cerberus, who is almost blind,
has started barking at me when I come home.
Three months and two cups of coffee
is the only reasonable accounting
I can give you today.
XVIII
This hound who protects our home is not a good guard.
He slobbers on all the living room furniture
and marks territories that don’t belong to him.
I hear his deep howls from far away
and they make me trace my steps back toward the street.
This beast doesn’t sleep,
at dawn he’s whimpering a dark threnody.
At night he searches for warmth and scratches at my chest,
but only founds there an iceberg about to collapse.
This animal waits for you.
In the afternoons, he barks for you until night falls.
XIX
The entire room has become luminously dark,
I’ve dreamed of you,
very slowly you tell me: at last I’m back.
SECOND INVOCATION TO APOLLO
En un poema todo está ordenado como las balas de un revólver.
Primero una palabra que fomenta otra,
otra que agudiza su significado,
una más como un hacha que parte
y la última:
un tiro disparado en el orden exacto de las líneas.
ORFEO
Ahora poseo el silencio más denso.
Un relámpago se adormece entre mis labios.
Traducido por Lawrence Schimel