Testimony of Circumstances. Rodrigo Lira. Traducción de Thomas Rothe y Rodrigo Olavarría. Phoenix: Cardboard House Press, 2018.
La poesía de Rodrigo Lira habita un espacio liminal entre la fantasía y la “realidad”, parodia y deconstruye la distancia imaginaria entre ambos. Esto es especialmente cierto teniendo en cuenta que el mito de Lira como chico malo de la literatura —sujeto esquizofrénico (terminó con su vida el día de su 32º cumpleaños), y tremendamente satírico con la escena poética chilena—, tiende a eclipsar la producción artística de este poeta sin obra (al menos durante su corta estancia en el planeta Tierra). La deslumbrante traducción de Thomas Rothe y Rodrigo Olavarría de la poesía de uno de los escritores más controvertidos de Chile reproduce con destreza los extravagantes juegos de palabras de Lira, capturando su lúdico y a menudo despiadado examen de las dos cosas que atraían su ojo lírico: los poetas chilenos y Rodrigo Lira.
El verso de Lira es una deshumanización de la voz lírica antipoética de Nicanor Parra: emplea un discurso poético muy directo con dobles sentidos increíblemente hábiles y herméticas referencias literarias para así crear una “máquina paródica”, como argumenta convencido el académico Marcelo Rioseco. Por ejemplo, en “Es Ti Pi”, inspirada en el neobarroco o en Oulipo, Lira explora la relación entre sonido y sentido en un poema sexualizado, como en trance, paranoico, en el cual casi todas las palabras empiezan por S, T, y P, en ese orden. Esta restricción es por una parte una operación satírica que se desprende de la hermenéutica de la poesía y por otra una orgía lúdica de significantes. En el caso de poemas como “Ars poétique”, “Ars poétique, deux” y “El superpoeta Zurita”, Lira parodia y subvierte sin compasión los discursos poéticos establecidos de las vanguardias y neovanguardias chilenas. En su ars poetica, Lira confecciona ácidas parodias del modus operandi propio de Vicente Huidobro: donde su precursor escribió: “Que el verso sea como una llave/ que abra mil puertas/ … El vigor verdadero/ reside en la cabeza”, Lira implora: “Que el verso sea como una ganzúa/ para entrar a robar de noche/ … El vigor verdadero reside en el bolsillo/ es la chequera”. De hecho, Lira es un “ladrón” muy versado: “toma prestadas” o “hurta” citas, fórmulas burocráticas y fragmentos de textos en diversos idiomas. En estos collages verbales, digresiones, notas y epígrafes, las máscaras poéticas de Lira parecen ser infinitas. Parodia el famoso dicho de Nicanor Parra sobre la montaña rusa de la poesía chilena y sobre los poetas que descienden del Olimpo diciendo que “… hasta donde llegan/ los datos del autor/ nadie ha sido atendido aún/ por hemorragias nasales y/o/ bucales en las postas o…” y “… la pobre poesía sigue siendo/ el paraíso del tonto solemne/ los poetas “bajaron del Olimpo”/ y se desbarrancaron/ hasta que los cuerpos/ de socorro los atajaron/ en algún suplemento dominical de “EL MERCURIO”/ o en el acto cultural/ o en el fomenaje escrito con hache…”
En el poema epónimo “Testimonio de circunstancias”, el lector puede encontrar el suicidio literario de Lira, o posiblemente, la experiencia del suicidio en la literatura (mientras que, en casi toda la crítica en torno a Lira, el lector encuentra la biografía retrospectiva de [un] suicidio). El dramatis personae de este extenso poema es un prestidigitador o artista verbal; carnavaliza las enfermedades mentales, las drogas lícitas e ilícitas, el sistema legal chileno, los premios y concursos literarios, la cosmología, el capitalismo, las relaciones interpersonales (especialmente con mujeres), la vida diaria y la del más allá. Exhibe sus “verdades” en una apuesta poética muy ambiciosa:
Quisiera poder mostrar algo
de ciertas cancioraciones sinfeccionadas, sinfectadas
de ciertas esperrancias y herideas sincereceas
—sincavidades o con carieacontecidas concavidades
en todo caso, sinvexas
de ciertas operalíricaciones a tajo abierto,
impazsintiendo —ananestesiados— escriturando a lo que esgrito
desde el lado de acá de las sombras,
estación otración enfierno, invernacular primafalsa,
fríamavera, potro, rueda, cruz…
Esta compleja estrofa, repleta de juegos de palabras y palabras compuestas, mezcla dialectos y enfermedades, superficies neobarrocas, y tartamudeos. Aquí, el humor y/como ironía y parodia son maquinaciones subversivas que “dan fe” de la difícil situación de Rodrigo Lara y de su lugar en el panteón de poetas chilenos. Al fin y al cabo, su poesía es ingeniosamente agresiva y patológica (de pathos). Si “la poesía acabó conmigo”, como afirmaba intensamente —inspirándose en Huidobro, Parra y Enrique Lihn como precursores a los que parodiar (y también adular)— la ingeniosa traducción de Rothe y Olavarría de las “operalíricaciones” en las palabras, en la literatura chilena y en su propia mente, relata hermosamente la situación de este controvertido poeta chileno.
Scott Weintraub
The University of New Hampshire
Traducción de Ana Márques García