Savage Theories. Pola Oloixarac. Traducción de Roy Kesey. New York: Soho Press, 2017. 304 páginas.
Como miembro de la comunidad (a veces justificadamente) difamada de las humanidades de la academia americana, no tuve que leer muchas páginas de Savage Theories, la traducción al inglés de Los teorías salvajes de Pola Oloixarac de Roy Kesey, para entender por qué todas las reseñas del libro que había leído se concentraban, en gran medida, en la polémica creada por la novela. Tenía mis sospechas: el libro había generado opiniones favorables en Internet, y, sin embargo, en estos tiempos de troles (y trolas…) del ciberespacio, es difícil no sospechar que cualquier escrito elogiado por su deconstrucción irónica del establishment académico podría ser nada más que otro intento de molestar a los chairos, como se dice en México, los llamados “guerreros de la justicia social” que pueblan los comentarios de Tumblr y los pasillos de las facultades de humanidades.
Quizás esto no pueda ser de otro modo. A fin de cuentas, la misma Oloixarac claramente disfruta de su reputación como espina en el pie de la academia, además de ser reconocida por sus editores (y por sí misma) como la nueva femme fatale de las letras argentinas y contrapunto a las expectativas contemporáneas de los compromisos sociales y políticos de las mujeres en la literatura. Entonces, ¿tuve razón en sospechar del libro? ¿Es verdad que Savage Theories generó fuertes reacciones solamente por ser un texto polémico, o es que el libro es genuinamente bueno? Por supuesto, las dos posibilidades no son mutuamente excluyentes…
No pretendo resumir el libro aquí, ya que otros reseñistas ya lo han hecho; baste señalar que Savage Theories está poblado por un elenco de personajes que típicamente se encontrarían escondidos en los recovecos más lóbregos de la academia y, casi por extensión, del Internet. En cierto sentido, la incorporación casi completa de la academia —y de la filosofía política implicada en este tema— en el mundo en Internet es el concepto central de la novela. Por esta razón, creo que este libro les parecerá más extremo a algunos lectores que a otros.
Para mí, las escenas de sexualidad escatológica, violencia lúdica y pretensión intelectual narradas por Oloixarac no son tan exageradas: las orgías deprimentes de los protagonistas engreídos, el esfuerzo irónico de convertir la Guerra Sucia argentina en un videojuego y la evocación de los representantes de “esa selecta multitud letrada que se tomaba en serio esas gansadas” podrían resultar válidos para muchos navegantes de los foros virtuales y de las facultades de humanidades. Más que una parodia fantástica de la realidad, Savage Theories puede ser interpretado como una exposición casi naturalista de los oscuros rincones del Internet y de los llamados “intelectuales” que allí viven. La novela no es tan inverosímil: sin embargo, es decididamente experimental.
Dicha experimentación es el producto de otra incorporación: la incorporación de la ficción en la teoría y viceversa, la imposición de los elementos estéticos y las estrategias narrativas de la filosofía política sobre la literatura. No es coincidencia que la edición de Los teorías salvajes publicada por Literatura Random House destaca una imagen del Leviatán, concebido por Thomas Hobbes, en su portada; según Oloixarac, “la experiencia del terror en plena noche es esencial para una comprensión cabal de la filosofía política”, y tal retórica hobbesiana forma una parte esencial del texto. Hay por lo menos dos libros dentro de Savage Theories: una historia grotesca del amor entre troles electrónicos y estudiantes de humanidades por un lado; y una tesis política por el otro, una tesis centrada en la “teoría de las transmisiones yoicas”, proponiendo que la violencia es un rasgo humano inherente, que todavía somos animales indefensos en el fondo y que la cultura humana en sí es el resultado determinista de tal condición. Las dos interpretaciones son inquietantes y divertidas a la vez, ilustradas con un humor oscuro y fatalista, y ninguna funciona sin la otra.
Esto es lo que más me impresiona de Savage Theories: el insólito talento teórico de Pola Oloixarac además de su prosa —una suerte de Sarmiento contemporáneo, diagnosticando los males de su Argentina— sin mencionar su capacidad humorística y subversiva. La mezcla única de propuestas literarias y filosóficas es lo que justifica el éxito de Savage Theories y hace que la traducción llevada a cabo por Roy Kesey sea todavía más impresionante. Kesey demuestra un dominio completo de la teoría tanto como la prosa —dos sustancias que frecuentemente se niegan a mezclar— y ofrece una traducción natural y precisa de la novela de Oloixarac en inglés. Somos afortunados en tener a este equipo literario, así es que desde ya vamos a esperar con ansias más colaboraciones entre ambos.
Savage Theories es un libro cómico y triste, cautivador y asqueroso, atractivo y ofensivo. Como lector, tengo la impresión de que no les gustará a muchos lectores, y creo que esto es precisamente, en parte, lo que deseaba Pola Oloixarac. Si hemos aprendido algo a lo largo de la breve convivencia del mundo real y el mundo en línea, es que los pensamientos y sentimientos de los otros son más radicales, más impactantes, más salvajes de lo que antes creíamos, y Savage Theories abre un espacio necesario para esta revelación inesperada en la literatura latinoamericana.
Arthur Dixon
University of Oklahoma