Nota del editor: En esta sección compartimos textos publicados originalmente por nuestra casa matriz, World Literature Today (WLT), ahora en edición bilingüe. El presente texto fue publicado originalmente en World Literature Today Vol. 96, Nro. 3 en mayo de 2022.
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En agosto de 2021, Ron K. Jones, alumno de la Universidad de Oklahoma, donó una carta que le había enviado Boris Pasternak (1890–1960) en 1959 a la Western History Collections (colecciones de historia de Occidente) de la Biblioteca de la Universidad de Oklahoma. En octubre de 1958, el escritor había ganado el Nobel de Literatura, pero, debido a las presiones del presidente de la U. R. S. S. Nikita Kruschev y de la Unión de Escritores Soviéticos, rechazó el premio. Latin American Literature Today, junto a World Literature Today, tiene el honor de publicar la carta escrita por Pasternak en 1959, junto con una nota de Nicolái Pasternak Slater, sobrino del escritor.
De Peredélkino, Rusia, a Norman, Oklahoma
En la primavera de 1959, en medio de la Guerra Fría entre la antigua Unión Soviética (hoy en día, Rusia) y los Estados Unidos, dos extraños, unidos por un lazo común, intercambiaban cartas. Uno de ellos, Ron Jones, era un joven a quien le habían roto el corazón y estaba a punto de terminar la carrera de Ciencias Económicas en la Universidad de Oklahoma. El otro, Boris Pasternak, era (en esa época) un poeta, escritor y traductor oprimido de gran renombre en el ámbito literario. El lazo que los unía era la novela épica Doctor Zhivago, que Pasternak terminó de escribir a mediados de la década de 1950; la llevó de contrabando desde la U.R.S.S. hasta los Estados Unidos Giangiacomo Feltrinelli en 1956, y se publicó en 1957. Tras su lanzamiento, la novela se tradujo a muchos idiomas, incluido el inglés.
Ron Jones sentía fascinación por la novela, debido a que se veía con una joven que se la pasaba hablando del libro. Así que, para impresionarla, lo leyó varias veces. Pese a que planeaban asistir a un baile de primavera de la fraternidad de la que el joven formaba parte, nada le alcanzó para impresionar a la muchacha, quien le canceló la cita. Como consecuencia, Ron se sentó frente a la máquina de escribir, se encerró en el baño de damas de la casa de Pi Delta (antes, pegó en la puerta un cartel que indicaba “fuera de servicio”), y escribió una carta al autor de Doctor Zhivago. En la respuesta de Pasternak a la carta del muchacho, se puede ver claramente el desprecio que sentía el escritor hacia los críticos literarios que intentaban adjudicar distintos significados y simbología a la novela.
Todd Fuller
Universidad de Oklahoma
4 de mayo de 1959
Querido Ronny K. Jones:
Que la suerte lo acompañe siempre y en todo lugar por el resto de su vida, como lo acompañó cuando recibí su carta; he aquí la respuesta que usted ansiaba y soñaba.
Sus compañeros de estudio tienen razón en varios aspectos. No todas las cartas por escrito que envío y que me envían llegan a destino, ni me es posible leer hasta el final todas las cartas que me llegan, especialmente las que están escritas a mano y las que son extensas; son contadas con los dedos de la mano aquellas para las que encuentro el tiempo y la posibilidad de responder. Con más razón, me beneficiaré gracias a la fugaz oportunidad […] de escribirle y cantarle algunas verdades al pasar.
Leí artículos elogiosos, llenos de alabanzas, sobre Dr. Z., en los que indagan sobre los distintos significados ocultos detrás de cada una de las palabras de la novela, con la sospecha de que cada pequeño e insignificante detalle está cargado de un complejo simbolismo; en los que erigen construcciones alegóricas completas sobre tales observaciones, a las que llegan como le comento, atribuidas al texto. Tal lectura es incorrecta, es una nefasta exageración de dimensiones inabarcables.
La principal propiedad o característica del libro es el torrente de asombro ante la novedad y la singularidad presentes en lo cotidiano, de lo cual está impregnado [el libro]. Ese movimiento es la cualidad que recorre todo el volumen, y no una declaración ni una verdad digna de mención que espera ser descubierta y citada en ese lugar en que la colocaron.
El arte en general, todo el arte, es simbólico en un sentido amplio y completo en tanto implica una atracción dirigida o cierta fuerza, pero no como en un juego de adivinar palabras mediante dibujos o en pantomimas, que consisten en descubrir el significado de varias partes por separado y luego unirlas para formar la respuesta definitiva.
No solo el arte: el lenguaje, todo lenguaje es más simbólico aún, aunque también entendido como una especie de significación impasible, en el sentido de que implica cierta energía o actividad espiritual. El lenguaje está conectado con la realidad y la vida; la historia del lenguaje es, en parte, la historia de los sucesos y de los países, del progreso y de las distintas eras. Los apellidos de las personas derivan, universalmente, de los nombres de los objetos. Sin embargo, ¿eso implicará que cada nombre o imagen o situación puntual que haya en mi novela tenga un significado más profundo que su simple y modesto significado; o que cada elemento, cada detalle particular de mi narración, como las pequeñas fotografías de la pared, esté fijado con cuidado e intencionalmente en el texto, con clavitos hechos por alegorías y apodos idiotas pensados al detalle? Ese tipo de interpretaciones son un disparate tremendo e insólito.
Le agradezco los saludos, y se los devuelvo con gratitud.
Atentamente,
B. Pasternak
Contra las lecturas forzadas de la simbología presente en Doctor Zhivago
A la publicación de Doctor Zhivago en lengua inglesa le siguió una polémica acerca del posible significado simbólico de algunos de los elementos de la novela. Edmund Wilson publicó un ensayo en la revista Encounter, titulado “Legend and Symbol in Doctor Zhivago” (la leyenda y lo simbólico en Doctor Zhivago) (1959), en el que fomentaba una interpretación simbólica similar. (Por ejemplo, en la novela aparece la imagen recurrente de un cartel publicitario de maquinaria agrícola, y el apellido del anunciante, Vetchinkin, se parece al vocablo ruso para referirse al jamón que, a su vez, se dice “ham” en inglés: ¿Será una alusión a Hamlet?). La hermana de Pasternak, Lydia Slater, cuestionó enérgicamente dicho enfoque en su ensayo “Pasternak and Wilson” (Pasternak y Wilson), que se publicó en el siguiente número de Encounter. Boris le escribió para felicitarla por su escrito, ya que él mismo estaba visiblemente enfurecido por ese tipo distorsiones alegóricas de las que era objeto su obra. En la carta dirigida a Ron Jones, reivindica sus sentimientos acerca del verdadero significado del libro. El autor sugiere que todo en la vida está lleno de sentido en sí mismo, y no porque sea símbolo de otra cosa.
Nicolas Pasternak Slater
Traducción de Violeta Bournasell