Glaciar Perito Moreno
El poema ha caído como un bloque estrepitoso de hielo.
Aquí crecen arbustos de hojas ralas
y hay ovejas que pastan
en suaves desplazamientos;
parecieran no moverse, pero avanzan
sobre la tierra.
Yo pensaba acerca del sentido
frente al paisaje,
una manía tan infantil
como hurgarse la nariz
hasta hacerla sangrar.
Fue un momento de estupefacción
poética: una masa de frío que se alzaba
setenta metros sobre nosotras.
Queríamos tener ante el glaciar
una certeza de impotencia.
No es que fuéramos nada,
es que el ruido de la mole al desprenderse
retumbaba
como un corazón abierto.
Traduciéndonos a nosotros mismos
Hay algo extraordinario
en el lugar del No Entendimiento
y el deseo de entender
semejante a la tarea de escribir un poema
o de traducir un fragmento
de un idioma desconocido
Algo cierto
como un hachazo
en la infantil necesidad
de articular un pensamiento
o dibujar algo
que haga señales
en el claro del bosque
para el niño autista
Pequeños sucesos
de la comunicación humana
—¿Qué dice?
—¿Qué quiere decir?
Mínimos gestos y mínimas palabras
que en algo calman
la creciente ansiedad
:Voy entendiendo sólo
lo que proyecto sobre ti
lo que tu lengua
desencadena
desde su música extraña
cuando
desde algún lugar
desencajado
emergen
como faros, también, inesperadas
alusiones a osos, a leopardos
O la palabra “lobo”
traída por el deseo
más allá de las cultas referencias
a la fundación de Roma
y pasando por alto
lo que podría ser
en el diálogo y no en el monólogo
poético
si pudiésemos hablar
en el mismo idioma
un intercambio de eruditas lecturas
y salas de museos
la palabra “lobo”
enaltecida
sustanciada
Porque
lo que al final se entiende
desde la callada
orfandad
de frases imposibles
y oídos
sordos
vacilaciones
intentos de avanzar
en el claro del bosque
—¿Qué dices?
—¿Qué me quieres decir?
cuando una palabra surge
y uno cree entender
lo que no era
y Es
en la certeza también
y en el fracaso del poema
Blanco sobre blanco
1
Iba por el río Yeniséi
hacia su desembocadura
en la boca del paisaje
para ser devorado.
Iba en la borda
por sobre el paisaje
sin contar los días
desde mi destrucción.
Iba hacia la capitulación,
de las casas sin vistas
en el barro aherrojadas,
sin pensar en la humilde
investidura del monje.
Iba distraído, sin mirar,
cuando vi a los caballos
acercarse a la orilla,
y perdí la razón.
2
Iba por el río Yeniséi
hacia su desembocadura
en la boca del paisaje
para ser devorado.
Iba en la borda
por sobre la Historia
sin contar los días
desde mi destrucción.
Iba hacia mi rendición
en las casas sin vistas
al temor amarradas,
sin pensar en la fiera
arquitectura del laico.
Iba distraído, sin mirar,
cuando vi a los caballos
abrevar en la orilla,
y perdí la razón.
3
Iba por el río Yeniséi
hacia su desembocadura
en la boca del paisaje
para ser devorado.
Iba en la borda
por sobre mi historia
sin contar los días
desde mi destrucción.
Iba hacia mi perdición,
a las casas sin vistas
doblemente cerradas,
sin pensar en la blanca
tajadura del Santo.
Iba distraído, sin mirar,
cuando vi a los jinetes
en un óleo pequeño,
y perdí la razón.