Los poemas incluidos aquí pertenecen al libro Jardín de sílice (1980) y a la obra más reciente de Ida Vitale, que se encuentra en los “Antepenúltimos” y que abre su Poesía reunida (Tusquets, 2017).
Calco por transparencia
La tarde nítida,
llena de tientos firmes
—trompeta, telegrama, jirones de Girondo—
reserva entre sus drupas la tristeza.
El otoño presagia traslados;
traslada los presagios,
gasta sus espléndidos velos
en rituales oscuros.
Todo ortigas,
se obstinan cenizas jeroglíficas.
Sólo el amor detiene
las paredes veloces,
suspende
el derrumbe.
Por transparencia
se ve el fuego
devorar
las más altas cortezas
en los jardines escalados.
Sobrevive un gorjeo,
brújula tersa.
El cuadrado de la distancia
No importa que estés
en el escenario del verano
en el centro de sus desafíos.
Distante de sus fuegos
vas caminando a solas,
entre estatuas nevadas
por las piedras del puente
de Carlos, infinito.
Te miras caminar,
te ves mirando cómo el hielo cuaja
en islas efímeras,
corre río abajo,
se unce en un punto
lejos de aquí
—¿qué aquí?—
entre nuevas orillas.
El relámpago es indecible.
Regresa entonces en sentido contrario,
recupera usos y costumbres,
el mar,
la arena muerta,
esta claridad,
mientras puedas.
Pero guarda en la sangre
como un pez,
el dulce fragor de lo distante.
Verano
Todo es azul,
lo que no es verde
y arde
I.N.R.I.
—igne natura renovatur integra—
en este aceite grave del verano;
cae el que pesa el vuelo de los pájaros
y blasfema del pájaro sin vuelo,
cae la excrecencia verbal =
la agorería = el trofeo,
la joya sobre la vieja piel de siempre.
Quien se sienta a la orilla de las cosas
resplandece de cosas sin orillas.
de Jardín de sílice
Recursos
El sobresalto fuera del poema y dentro del poema, apenas aire contenido.
Leer y releer una frase, una palabra, un rostro. Los rostros, sobre todo. Repasar, pesar bien lo que callan.
Como no estás a salvo de nada, intenta ser tú mismo la salvación de algo.
Caminar despacio, a ver si, tentado el tiempo, hace lo mismo.
Vegetar
¿Será tan malo vegetar? ¿Habrá que echar raíces, con la permanencia que eso implica? Quizás baste un poco de arena, pero entonces será un cacto lo que venga a nuevo estado. Sin duda será mejor buscar para la experiencia un poco de buena tierra negra, porque tampoco cualquier tierra se presta para la aventura que comienza. ¿Serán suficientes unos brotes? Pero por más que uno se ponga voluntarista, aquéllos no van a aparecer por ningún lado si no logra una mínima raíz. Y para esto se necesita quietud. ¿Hundimiento y quietud?
de Antepenúltimos