Los presentes autores, heterogéneos tanto en su lenguaje como en su apuesta, son oriundos de distintas regiones de Colombia y son evidencia de esta variada geografía sobre la que la poesía se arroja siempre a nuevas búsquedas. La presente selección, por lo tanto, no es más que una breve muestra para LALT.
Hablar de afinidades entre este grupo de poetas tiene que ver con el hecho de que encuentran en la poesía su oficio y su casa y con que los une el ser colombianos, salvo eso no se pueden agrupan bajo una intención colectiva o vanguardia. No hay una estética determinada, solo la libertad ejercida sobre un lenguaje común, el español. El lector encontrará además la gran diferencia generacional que hay entre los primeros y los últimos, y esto pretende ser garantía de una pluralidad que encuentro fundamental.
Agrupar por generaciones o estéticas determinadas no solo es ambicioso y coartador; me resulta más arbitrario que elegir desde las afecciones, pues al fin y al cabo lo que motiva esta muestra no es la antipática distinción entre poetas jóvenes y consolidados, sino la unificación de un nombre: poetas, independientemente de su edad.
Lo que hay acá en concreto es un trabajo con la palabra que se manifiesta desde diversas potencias y que nombra lo que nos atraviesa, lo que nos contiene.
Camila Charry Noriega
“Poética” de Juan Manuel Roca
“Intemperie” de Amparo Osorio
“Dos días para Lázaro” de Mery Yolanda Sánchez
“Perfecta irrealidad” de Pedro Arturo Estrada
“La luz y la sombra constituyen la casa” de María Tabares
“Los aguaceros” de Alejandro Cortés González
“Voy por la ciudad desierta” de Lucía Estrada
“Sin título” de Juan Guillermo Sánchez
“La merienda” de Andrea Cote-Botero
“Janis Joplin” de Henry Alexander Gómez
“Eterno” de Margarita Losada Vargas
“Dicen que la última llama” de Tania Ganitsky
“La casa” de Jenny Bernal
“From a Distance, You Can Only Ask” de Juan Afanador