Hoy, cuando salga este segundo número de Latin American Literature Today (LALT), nada habrá cambiando en Venezuela. La crisis política del régimen de Maduro hace rato se cuenta en número de muertos, ya sea por la represión policial, la incesante criminalidad que tiene colapsadas todas las morgues del país o debido a la agobiante escasez de alimentos y medicinas con la cual millones de personas tienen que lidiar día a día en un país que tiene la mayor inflación del mundo. Todo esto sin contar los miles de venezolanos que han tenido que abandonar su patria debido a esta interminable y angustiosa crisis.
Hace un mes la gente salió a la calle para protestar contra el régimen de Maduro y ya hay casi treinta muertos. Entre ellos se encuentran varios estudiantes universitarios, quienes han sido víctimas del uso excesivo de la fuerza policial represora. Lamentable y vergonzoso. Tan bochornoso como constatar que todo esto ocurre ante una América Latina que ha sido demasiado morosa a la hora de condenar un régimen dictatorial como el de Venezuela, una América Latina quizás demasiado enamorada de sus revoluciones.
No podemos pasar de largo y simplemente no ver, no decir nada. Y menos aún, cuando, en este segundo número, uno de los dossiers está dedicado al escritor y activista Pedro Lemebel, quien fue, qué duda cabe, un férreo opositor a la dictadura del general Pinochet. No se trata de un número dedicado a Venezuela ni a la literatura política, ni a la diáspora o el exilio. Ni siquiera se trata de abrir un debate, es más bien un estado de ánimo. Cerramos este número en la Universidad de Oklahoma lamentando la muerte de varios estudiantes universitarios venezolanos. Y no sin razón. Dos de los miembros de LALT son venezolanos que han encontrado en la Universidad de Oklahoma una oportunidad ante la crisis de su país, nuestra encargada de medios, Claudia Cavallín, y nuestro editor asociado y de reseñas, Arturo Gutiérrez Plaza. No es la primera vez, ya también estuvo aquí, acogido en esta misma casa de estudios entre 1953 y 1954, en Norman, Oklahoma, el ilustre escritor y expresidente de Venezuela, Rómulo Gallegos, luego de haber sido víctima, en 1948, de un golpe militar que llevó al poder a Marcos Pérez Jiménez. Para quienes venimos del Cono Sur lo que hoy ocurre en Venezuela nos trae sombríos recuerdos.
Quizás hemos avanzado menos de lo que pensábamos.
Simplemente no queríamos mirar hacia otro lado mientras terminábamos este nuevo número de LALT.
Antes hablaba de Pedro Lemebel. En este número publicamos dos crónicas de este escritor chileno nunca antes traducidas al inglés. Creemos en la obra de Lemebel. Por su calidad y por su importancia dentro de la literatura queer chilena, su literatura debiera ser más conocida en el mundo de habla inglesa. Con estas traducciones, obviamente, solo damos un primer paso ayudados por el excelente trabajo de la traductora Gwen Harper. Por otro lado, destacamos la obra del narrador mexicano Yuri Herrera, autor de excepcionales novelas como Trabajos del reino y Señales que precederán el fin del mundo, por citar un par de ellas. Un espacio importante lo ocupa en este número la literatura cubana con una selección especial de poesía, algunos trabajos de escritores como Raúl Flores Iriarte, Norge Espinosa, Carlos Pintado, además de una entrevista a José Kozer y un discurso de Leonardo Padura Fuentes. También quisimos recobrar la obra del gran poeta peruano, José Watanabe (1945-2007) a través de la publicación de algunos de sus poemas y un ensayo sobre su obra. Así como también le ofrecemos a nuestros lectores una muestra de poemas del escritor mexicano Adolfo Castañón, un cuento de la narradora venezolana Gisela Kozak y una entrevista con la novelista puertorriqueña Marta Aponte Alsina. Como se puede ver, son variados los autores en este número, muchos de ellos también presentes a través de las catorce reseñas dedicadas a libros publicados en distintos países de América Latina.
Así viene este segundo número, cargado de novedades y materiales inéditos.
Escribo sin cerrar los ojos.
LALT vuelve al ciberespacio con un nuevo número de literatura latinoamericana esperando que los nuevos vientos de la democracia despejen muy pronto el humo de las bombas lacrimógenas que en estos días oscurecen los cielos de Venezuela.
Marcelo Rioseco
Editor General